lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Qué tanta culpa tiene la educación formal?

Es común que se responsabilice al sistema educativo, es decir, a la educación formal, de la educación de las personas. Pero es un error o una injusticia premeditada, porque las escuelas no son, no pueden y ni siquiera lo intentan, hacerse responsables por la educación completa o total de las personas que a ellas asisten. Por lo tanto, hacer una evaluación de la educación y/o cultura de los estudiantes y responsabilizar por entero a las escuelas es una trampa o un grave error.

Hacer una evaluación del funcionamiento de la educación formal, comparando a los estudiantes reales con metas deseables o personas ideales, es absurdo. Una sociedad inculta tendrá estudiantes incultos, sin que la escuela pueda hacer gran cosa para cambiar esa situación. Una sociedad en la que programas de televisión como “Ventaneando” son un éxito durante más de una década no debería exigirle a la educación formal que le entregue egresados como si estos provinieran de otro mundo u otra sociedad, porque hacerlo es equivalente a pedirle milagros. La escuela no educa a la sociedad, es un reflejo y un instrumento de esta. La sociedad, mediante el estado, debe proporcionar a la escuela recursos y condiciones para cumplir su labor, que es contribuir a la educación de las personas. Entre las condiciones se incluye el hacerla relevante, importante, no reducirla a un espacio marginal.

Las personas aprenden y se educan en cada momento de su vida: en su entorno familiar inmediato e intimo, en la familia extendida, con los vecinos, en el espacio que está más allá de su familia y vecinos inmediatos, que podríamos identificar como la calle, en los medios de comunicación (periódicos, revistas, libros, cine, radio, televisión e Internet), en el ambiente social de la escuela y dentro del aula. Todos esos momentos y espacios se interrelacionan y complementan, por lo que es pertinente la pregunta ¿De qué es responsable la educación formal?, ¿Hasta dónde llegan la responsabilidad y la capacidad, respectivamente, de la educación formal?

La cultura general, la educación (en el sentido de urbanidad), la cultura política, la religión, los prejuicios sociales y muchos etcéteras no son el resultado de la educación formal; está, como los otros espacios, contribuye, pero no lo es todo. Es deseable (y no para todos) que su papel sea de mayor relevancia.

Para eso, la sociedad necesita definir (ponerse de acuerdo) cuáles deben ser los contenidos de la educación formal y la importancia de este espacio en la formación de las personas. Hoy en México no hay acuerdo y desde hace años se hace una intensa crítica en los medios de comunicación contra la educación formal, generalmente superficial, desinformada y dirigida centralmente a la educación pública, por lo que parece tener un sentido ideológico.

Este tipo de cuestiones no deben olvidarse cuando se hace la evaluación de un sistema educativo o cuando se intenta diagnosticar cuál es la falla, si es que la hay. Asimismo, no debe partirse de suponer o afirmar que hay una crisis o un grave problema, eso es una cosa que hay que demostrar, no decretar. Lo mismo es valido para la “necesidad del cambio”, hay que demostrar que es necesario. El paso de los años, por ejemplo, no parece un argumento suficiente como para hacer una reforma en el sistema educativo. De serlo bien podría aplicarse a otros ámbitos como las formas de gobierno, la religión y las practicas sexuales.


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